►Volumen: 1 de 14 (serie abierta)
►Guion: Ken Wakui
►Dibujo: Ken Wakui
►Año: 2017
►Edición: Norma Editorial (2021)
►Páginas: 384 +10 páginas a color
Tokyo Revengers es el último de esos fenómenos comerciales que consiguen trascender el
público habitual de manga y colarse por la puerta grande en la esfera del mainstream. La fiebre
por esta serie es tal que el primer volumen se convirtió en el libro más vendido en España, por
delante de autores muy consolidados como Ken Follet o Carmen Mola (sí, esa escritora «anónima» que en realidad eran tres señores con gabardina). Aunque el tema de los adolescentes moteros y
las peleas entre bandas no me podía llamar menos la atención, he de decir que Tokyo Revengers
ha demostrado ser mucho más que una concentración letal de testosterona y muchachos repartiéndose hostias como panes. Estamos, contra todo pronóstico, ante una de las historias más emotivas, inspiradoras y
apasionantes del momento.
El efecto mariposa
Takemichi Hanagaki es un joven de 26 años que lleva una vida completamente anodina y desapasionada
como dependiente en un videoclub. Un día, las noticias informan de un accidente provocado por
una banda criminal en el que muere Hina, la que fuera novia de Takemichi en la secundaria y de
la que lleva años sin saber nada. Días después, aún conmocionado y sin apenas tiempo de
procesar la tragedia, Takemichi recibe un empujón que lo lanza a las vías del metro y es
arrollado por el tren, provocando así que Takemichi realice un salto hacia atrás en el tiempo de
nada más y nada menos que 12 años. A partir de ese momento, el objetivo vital de Takemichi se
convierte en modificar el pasado e impedir a toda costa que Hina acabe siendo asesinada por la
Tokyo Manjikai, liderada por el infame Mikey y su inseparable segundo al mando, Draken. Para
ello cuenta con la inestimable ayuda de Naoto, hermano de Hina, cuyas informaciones sobre los
tejemanejes del hampa nipón y las volátiles relaciones entre pandillas contribuyen a que
Takemichi sepa qué acontecimientos de su línea temporal son los que debe evitar que ocurran.
Sin embargo, Takemichi pronto aprenderá que manipular el futuro a su antojo acarrea un
costoso peaje y que la más mínima alteración del destino puede desencadenar consecuencias tan
horribles como imprevistas.
Los hombres también lloran
No sé hasta qué punto el mundo de las bandas callejeras que nos presenta Ken Wakui en Tokyo
Revengers se corresponde fielmente con la realidad, pero si ser miembro de una pandilla como
la Toman implica parecerse a los personajes de este manga, que me recluten cuando quieran.
Sin duda, uno de los puntos fuertes de Tokyo Revengers es su magistral abanico de personajes,
desde el sensible e idealista Takemichi hasta el imbatible Draken o el leal e impulsivo Chifuyu.
Detrás de su imponente apariencia de tipos duros, los miembros de la Toman son chavales que
sufren y se emocionan, jóvenes que luchan por sus férreos ideales, que mueren por proteger a
sus seres queridos y que en cada combate derraman sangre y lágrimas a partes iguales.
Tenacidad, compañerismo, valentía, compromiso, fraternidad… son solo algunos de los valores que
Takemichi pretende implantar en el ADN de la Toman para que la banda de Mikey no se acabe
convirtiendo en la organización criminal que es en el futuro. Y no lo intenta solo a base de
patadas y puñetazos, sino contagiando a los demás, tanto aliados como enemigos, con su
inquebrantable espíritu de superación.
Una edición sin rival
Si la trepidante historia de Tokyo Revengers ya merece la pena por sí sola, presentada en la
maravillosa edición de Norma Editorial constituye un artículo absolutamente imprescindible.
Tomos dobles, formato grande y cómodo, cubiertas reversibles, páginas a color, papel de
primerísima calidad… esta edición eleva la experiencia de lectura y permite disfrutar sin
contratiempos del característico arte de Ken Wakui y su conmovedora expresividad. Jamás lo
hubiera imaginado cuando la empecé, pero Tokyo Revengers se ha catapultado sin apenas
despeinarse hacia los puestos más altos de mis mangas favoritos. Si algo me han enseñado estos ocho primeros volúmenes de la
frenética aventura espaciotemporal de Takemichi es que el reloj siempre corre en tu contra. Así
que, si aún no os habéis decidido a leerla, no perdáis más el tiempo e id a por ella.
PUNTUACIÓN: ★★★★☆
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