lunes, 7 de marzo de 2016

Víctor Conde & José Antonio Cotrina - Las puertas del infinito


► Título original-
► Traducción: -
► Año de publicación: 2016
► Editorial: Fantascy
 Páginas: 448



Desde que leí La canción secreta del mundo (uno de esos libros capaces de reconciliarte con la literatura juvenil y con la vida en general), me juré a mí mismo que no iba a dejar pasar ninguna novela que llevara estampado el nombre de Cotrina en la portada. Sin embargo, su siguiente publicación fue una obra colaborativa de carácter onírico y bastante rocambolesco que, bien por trabajar bajo las restricciones que supone escribir en compañía o bien por no estar su prodigiosa imaginación en la mejor forma posible, empañó bastante la imagen que me había formado del autor con solo una de sus obras. Y ahora Cotrina vuelve, y vuelve otra vez acompañado por un, para mí, desconocido Víctor Conde con un propuesta conjunta que a primera vista parecía capaz de revitalizar ese entusiasmo casi enfermizo que tantas ganas tenía de experimentar nuevamente en un libro firmado —aunque sea a medias— por el autor vitoriano. 

Spoiler: no lo ha conseguido.

Pero primero, pongámonos en situación. Las puertas del infinito se divide en dos líneas argumentales que nos sitúan en escenarios tan diferentes como estrechamente relacionados: por un lado, un Londres alternativo, gobernado por los Estuardo, en el que una exclusiva casta de personas con poderes extraordinarios deambulan de un rincón a otro de la ciudad en busca de extraños portales que conducen a otras dimensiones. Por otro, una caótica y estrafalaria confluencia de realidades yuxtapuestas en la que casi cualquier cosa es posible y en la que una joven esclava ha de hacer frente a toda clase de peligros para ganarse el sustento. La conexión entre dichas tramas es sutil al principio y pasa por una serie de misterios, enigmas y mansiones que guardan asombrosos secretos, pero a medida que avanzamos en la lectura Víctor Conde y José Antonio Cotrina van definiendo cada vez con mayor precisión los puentes que unen ambos universos. 

Atmósfera ámbar, un éter que deviene en laboratorio donde se operan las metamorfosis cósmicas, que lo envuelve y abraza, prestándole oxígeno y cristalizándose en pórfidos rojos y mineralizaciones blancas.
¿Habéis entendido algo? Yo tampoco.

Ahora bien, el problema con Las puertas del infinito es precisamente que, cuando comienza a verse la imagen que estas historias paralelas pretenden formar, la narración se diluye en un batiburrillo sin sentido de ideas, conceptos y filigranas estilísticas que sí, de acuerdo, representa de manera fiel el caótico conglomerado metafísico que se esconde tras las aventuras vividas por los protagonistas, pero que también te saca de la novela a fuerza de patadas. Llega un momento en que el sistema de puertas que conducen a otros mundos y las reglas que rigen su utilización degeneran en todo lo contrario a un sistema, dando la sensación de que la magia sirve como excusa para justificar absolutamente cualquier acontecimiento/ida-de-olla que a los autores se les ocurra. Y cuando digo cualquiera, creedme que estamos hablando de cosas que requieren de mucha droga para ser concebidas.  

Por otra parte, la prosa es de las más grandilocuentes, pretenciosas e intelectualoides que me he podido echar a la cara en mucho tiempo, rozando por momentos el ridículo y, lejos de aportar lirismo o autoridad a las voces narrativas, supone una auténtica cacofonía de palabras rimbombantes que no hacen sino estorbar, descentrar la atención que debería recibir la historia. No voy a ser yo precisamente quien se queje de la esporádica presencia de arcaísmos o vocablos poco habituales en una obra literaria, pero lo cierto es que este libro no hay quien lo lea sin echar mano del diccionario cada tres párrafos. Y si hablamos en términos argumentales, la cosa no mejora mucho. Parece que los autores han decidido prescindir de una buena caracterización y centrarse en el worldbuilding de un world que no necesita building ninguno porque al final nos follamos la lógica interna y la externa, y la del medio, y la de más allá... de la novela y hacemos que todo valga y ocurra because yes.

Además, Las puertas del infinito es uno de esos típicos libros en los que todo el mundo (menos los protagonistas, por supuesto) sabe qué hay que hacer en cada momento y dónde hay que ir para conseguir ese objeto rarísimo del que nadie nunca ha oído hablar salvo tu vecina del quinto que, casualmente, está esperándote en su casa con las puertas abiertas a que vayas y le preguntes. O dicho de otro modo, el nivel de conveniencia en este libro está algo así como por las nubes. Cierto es que Las puertas del infinito está plagado de ideas más o menos interesantes que podrían haber sido mucho más fructíferas de no parecer que los autores estaban hasta las cejas de MDMA mientras escribían esto, pero la vistosidad y exuberancia de las descripciones o de ciertos conceptos que se manejan a lo largo de la novela (multiverso, criaturas fantásticas, paradojas espaciotemporales) no bastan para plasmar con éxito los delirios que una imaginación fértil y desbocada sea capaz de construir. Y menos, si en lugar de trasladarlos a la página, lo que haces es vomitarlos sobre ella. 



13 comentarios:

  1. Creo que a mi me ha gustado algo más que a ti... pero tengo que reconocer que tienes razón en muchas cosas y que me has sacado más de una carcajada xD
    Algún día tendremos un reto que nos dejará a todos pasmados!!! (para bien, claro xD)

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  2. ¿Ves cómo hace falta un diccionario? Que me he encontrado la palabra MONSTRENCO y es muy de por aquí y poca gente la conoce. Y en fin, muchas más, ni que estuviera leyendo un libro de Anagrama.
    El tema de las puertas y los mundos me ha parecido muy chulo, pero el desarrollo está bastante mal llevado y llega a resultar aburrido. Vamos, más de medio libro para entrar en materia, siendo un acertijo cada dos por tres. El trocito que has puesto lo ilustra muy bien XD
    Quiero un libro dedicado a los Ikari <3

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  3. Bueno, ya sabéis que yo fui incapaz de terminarlo xDD que para idas de olla ya tengo bastante con otras cosas jajaja es una pena porque el argumento prometía mucho, pero la lectura se hace demasiado cuesta arriba :(

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  4. Madre con lo que me atraia el titulo, leyendo tu reseña se me quitan las ganas. Besos

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  5. Yo de señor Cotri ya sólo me molesto en leer lo que ha escrito solo (nada, ahora), porque ya escarmenté con El fin de los sueños xDD.
    Y a mí La canción blablabla me gustó, pero tampoco me pareció una cosa extraordinaria.

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  6. Me quedé esperando a ver vuestras reseñas cuando vi que hacíais el reto, pero sinceramente: paso olímpicamente, no me llama nada x)
    un beesito

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  7. Creo que tras tu reseña el libro ha bajado estrepitosamente en mi lista de lecturas pendientes...

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  8. que horror X en serio quien entiende esa frase que pusiste

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  9. Vaya frasecita que has elegido xD Mi cerebro en esos casos desconectaba totalmente... En fin, lo dicho, estamos gafados. A ver si la próxima va mejor.

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  10. Hola :) Pues básicamente estoy igual. La idea me parecía atractiva, la mansión con muchas puertas que tienen que resolver un misterio para llevarte a nuevos planos; la parte de Colapso con Rebeca explicándonos a que se dedica y demás. Pero desde que termina el primer libro todo comienza a ser una fumada maxima, las reglas de su mundo establecido vuelan y todo por que si, por que es magia. Punto y a parte el lenguaje sobrecargado, totalmente de acuerdo en tener que sacar el diccionario cada 3 páginas sin motivo aparente. A ver como afronto mi reseña el viernes, solo tengo un borrador de momento XD Un abrazo^^

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  11. Veo que no te ha gustado mucho y a mí no me termina de llamar, así que lo dejo pasar. ¡Un besazo! ♥

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  12. Por favor, lo que me he podido reir con tus comentarios sobre la paranoia tan grande que hemos llegado a leer. ¿Por qué escribes tan jodidamente genial? Yo creo que si nos hubiesen pasado algo de lo que se fumaron mientras lo escribían lo habriamos gozado mejor leyéndolo. Estoy convencida. Un placer leerte como siempre.

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  13. Madre mía, vengo de Oly y creí que ella lo había puesto a caldo, pero tú lo has crucificado, jajaja, eso sí, con una reflexión magnífica. Grandiosa reseña ;o)
    Besotes infinitos.

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