miércoles, 10 de febrero de 2016

Meg Wolitzer - Los interesantes


► Título originalThe Interestings
► Traducción: Laura Vidal
► Año de publicación: 2013
► Editorial: Alba Editorial
 Páginas: 616



Los interesantes reúne una serie de características esenciales que anulan por completo ciertos circuitos racionales de mi cerebro. Cuando leo cosas como 'Nueva York', 'años 70' y 'adolescentes de ambición desmedida' en la misma frase, mis neuronas se ponen muy agitadas y empiezo a temblar. Y si además veo que comparan a su autora con nombres como Jonathan Franzen y Jeffrey Eugenides, la parte reptiliana de mi sistema nervioso inicia el protocolo para evitar un posible colapso. Sobra, pues, decir que tenía bastantes expectativas puestas en este libro. Y aunque se publicó en nuestro país hace ya algunos meses, he ido posponiendo indefinidamente su lectura en una especie de círculo vicioso titulado Quiero-leerte-pero-no-me-atrevo-por-si-me-decepcionas. 

Por suerte, no ha habido decepción como tal. Pero tampoco ha sido una novela tan extraordinaria como, movido por reseñas y comentarios muy entusiastas, me había imaginado en un primer momento. Es fácil identificar en la novela de Wolitzer todos esos altisonantes referentes con los que se la relaciona, todos esos reclamos que apelan a la impulsividad de mi instinto lector. No obstante, puestos a comparar, Los interesantes carece de esa encantadora pedantería de la que goza, por ejemplo, El secreto, la irresistible atmósfera artística y underground de Los lanzallamas o, por último, la magnitud y profundidad que caracteriza la línea argumental de Las correcciones. No fue hasta casi llegar a la mitad de Los interesantes cuando me sentí libre de buscar parecidos y pude disfrutar a plenitud de la luz propia que emana esta novela. Porque, si de algo puede presumir la obra de Wolitzer, es de tener, a pesar de sus numerosos fallos, carencias y puntos débiles, una personalidad sencillamente arrolladora.

Y las cosas no salían siempre así, las partes del cuerpo no siempre se alineaban como querías, siempre se desviaban un poco, como si el mundo mismo fuera una secuencia animada de añoranza y envidia y odio hacia uno mismo y de grandeza y fracaso y éxito, un extraño e interminable dibujo animado que no podías dejar de mirar porque, a pesar de todo —y a estas alturas de la vida uno ya se había dado cuenta—, seguía siendo muy interesante.

La novela arranca en el año 1972, en un campamento de verano a las afueras de Nueva York donde la protagonista, Julie, entra en contacto con un improbable grupo de amigos que despierta en ella una urgente e ingenua fascinación. Embelasada por su elevado estatus social, su aire de refinamiento y sus respectivas ambiciones en distintas modalidades artísticas, Julie está convencida de que ellos, los interesantes, jamás la aceptaran en su círculo. Sin embargo, el carácter espontáneo y divertido de Julie, unido quizá a una curiosidad científica por parte de sus compañeros, hace que la joven, a pesar de sus incertidumbres e inseguridades, consiga encajar a la perfección en el exclusivo cerco de estos adolescentes dispuestos a comerse en el mundo. Otra cosa es lo que el mundo tenga preparado para ellos...

Durante los veranos siguientes, la amistad que forjan Julie y el resto de interesantes (entre los que se incluyen un dibujante que acabará construyendo su propio imperio de la animación, el hijo de una cantante country perseguido por una traumática experiencia, una bailarina de amplias proporciones y dos hermanos abocados al éxito que monopolizan todas las miradas) se irá transformando en una entidad maleable y traicionera que sí, llegará a ser parte importante de sus vidas, pero no de la forma que ellos esperaban. A lo largo de toda la novela, Meg Wolitzer juega constantemente con esa frustrante dicotomía formada por realidad y expectativas, generando interesantes reflexiones sobre el amor, la amistad, el talento, la ambición, el éxito laboral y la facilidad con la que pueden verse truncadas nuestras aspiraciones adolescentes. Gracias a los numerosos saltos temporales y cambios de perspectiva de los que consta la novela, iremos conociendo el sorprendente destino de algunos personajes y veremos cómo otros, a pesar de haber alcanzado todo lo que se proponían en la vida, no están completamente satisfechos ni felices con el rumbo predefinido que han tomado sus trayectorias profesionales. 

No obstante, el aspecto más sobresaliente de Los interesantes es la exhaustiva caracterización que hace Wolitzer de los protagonistas, una exploración tan profunda, minuciosa y contundente de sus preocupaciones, miedos, pasiones y proyectos que los hace parecer seres de carne y hueso. Incluso de los miembros de la pandilla de los que no se habla tanto consiguen transmitir un aura de inefabilidad y misterio que explica la decisión de la autora de relegarlos a un segundo plano. Lo cierto es que, a pesar de lo mucho que me costó entrar en ella, Los interesantes es una obra que ha ido enamorándome poco a poco, in crescendo, una novela que indaga con gran acierto en las pequeñas envidias, celos y rencores que a veces despiertan los éxitos ajenos, sin que podamos escapar de esa inclinación casi biológica a comparar nuestras vidas con las de los demás. Creo que la autora ha sabido capturar de manera fenomenal ese aire soñador e inexperto que se respira en la juventud, un período al que los interesantes no dejan de aferrarse a lo largo de su vida adulta cuando tienen serios problemas o quieren recuperar algo que creían perdido, pero en realidad solo ha estado latente. Y nada más que por eso, la de Wolitzer es una historia que merece la pena leer.



2 comentarios:

  1. Parece interesante :) Me lo apunto!
    ¡Gracias por la reseña! Besos

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  2. Es una novela larga y tiene partes más logradas que otras, pero las virtudes superan con creces a los defectos y tiene unos personajes tan bien construidos que para cuando termina la novela los conoces perfectamente.
    He oido que van a hacer una serie, espero que al final se concrete porque últimamente algunas adaptaciones literarias (Las correcciones, El arte de la defensa) se están quedando por el camino

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