martes, 24 de noviembre de 2015

Hanya Yanagihara - A Little Life

► Título original: A Little Life
► Autor: Hanya Yanagihara
► Traducción: -
► Año de publicación: 2015
► Editorial: Doubleday
► Páginas: 736


Ray Bradbury escribió en las páginas de su célebre Fahrenheit 451 que un libro "es un arma cargada en la casa de al lado." Razón no le faltaba, desde luego: el tiempo ha demostrado que la literatura es cualquier cosa menos inofensiva. Sin embargo, existen ocasiones en las que dicha sentencia alcanza un grado de veracidad espeluznante, haciendo necesaria la adopción de ciertas precauciones adicionales. El más reciente caso es, sin duda, el de A Little Life. Desde que comenzó el año hemos podido ver cómo la segunda novela de la escritora estadounidense Hanya Yanagihara se iba expandiendo con la virulencia propia de una pandemia. Su lectura producía una serie de efectos secundarios fácilmente identificables: malestar emocional agudo, pérdida progresiva de vitalidad, desesperación, tristeza crónica, ansiedad... A pesar de todo, la popularidad de A Little Life continuaba manteniendo una impresionante curva ascendente. Y claro, uno se pregunta: ¿por qué de pronto hay tantas personas alegremente dispuestas a experimentar en sus carnes el más lacerante e incisivo masoquismo narrativo?

Pues bien, aun meses después de haber concluido la lectura de este pequeño mastodonte, sigo sin tener clara la respuesta. Por más que suene a tópico, lo que crea Yanagihara a lo largo de este libro es mucho más que una simple novela; es algo, un ente vivo, dinámico, orgánico, que se alimenta y crece drenando sin moderación la estabilidad psicológica de todo el que se atreve a hurgar entre sus páginas. A Little Life arranca como una novela de aspecto cándido, inocente, dickensiano, sobre cuatro amigos procedentes de diversos ámbitos socioeconómicos que se trasladan a Nueva York para entrar en la universidad y hacer prosperar sus ambiciosas perspectivas laborales. Asimismo, la narración va alternando de manera incierta entre los cuatro protagonistas (Malcolm, Willem, J.B. y Jude), como queriendo establecer un amplio esbozo de sus respectivas y diversas circunstancias, antecedentes y personalidades en el que pronto empiezas a sumergirte para no volver a poner pie en la superficie.

Sin embargo, existe cierto punto de inflexión en la historia a partir del cual todos los mecanismos narrativos comienzan a inclinarse hacia la figura de Jude, personaje que se convierte poco a poco y por derecho propio en motor, propósito y centro de gravedad argumental. Su intrigante velo de misterio (ninguno de sus amigos conoce el más mínimo detalle sobre la infancia de Jude), fragilidad e irresistible aire bohemio hacen de él una leyenda urbana más que una persona común y corriente, un enrevesado acertijo desesperado por la posibilidad de que alguien consiga resolverlo. En ese sentido, Hanya Yanagihara va filtrando siempre a su debido tiempo la cantidad precisa de datos necesaria para mantener en expectación al lector. Su manejo a la hora de distribuir y dosificar la información no solo es envidiable, sino también inteligente, facilitando así la temida e inevitable confrontación con esas partes más escarpadas de la novela. Porque creedme, este libro contiene escenas difíciles de leer. Sin entrar por supuesto en el terreno del amarillismo ni el sentimentalismo barato, A Little life describe todo tipo de humillaciones, abusos, vejaciones y maltrato con extrema abundancia de violencia sexual y física, ya sea ejercida por terceros o autoinfligida. El dolor es una constante vital que mantiene unidos los engranajes de la historia que aquí cuenta Yanagihara. Su particular enfoque promueve la asimilación del sufrimiento como un rasgo distintivo más de nuestra identidad, un atributo definitorio. Algo que nos hace humanos y animales al mismo tiempo. Pero también como una oportunidad para establecer y estrechar vínculos sentimentales profundos, significativos, lazos pensados para buscar refugio, protección y consuelo sin los cuales sería imposible mantenerse vivo.

Ahora bien, lejos sea de Yanagihara el aportar una pizca de positividad u optimismo a su novela. El mensaje, si bien aparece, subyace enterrado bajo múltiples capas de miseria. Como se suele decir, las desgracias nunca vienen solas. Pero lo de Yanagihara es de una crueldad sin límites. Ella no conoce la compasión ni la misericordia. Sostiene cuidadosamente el corazón de sus personajes solo hasta que tiene la oportunidad de espachurrarlo entre sus dedos y depositar los restos en el fondo de un sumidero. Habrá quien perciba esta sucesión indiscriminada de adversidades que padecen los personajes de A Little Life como una falta de rigor narrativo y realismo, el mismo recurso barato que semana tras semana hace furor en el departamento de guionistas de The Walking Dead. Con todo, yo prefiero interpretar dicha circunstancia como una exageración consciente e indispensable para poder explorar áreas de la naturaleza humana que hasta ahora permanecían felizmente ignotas.

Sea como sea, condensar el transcurso de toda una vida no es una tarea sencilla. Menos cuando se trata de una vida tan atribulada e infeliz como la que encarnan los componentes de A Little Life, a los que acabas considerando amigos de carne y hueso o incluso hermanos. Sin duda, se requiere un talento muy especial para conseguir eso. Hay cierto poder en ello. Cierta magia. Aún así, Hanya Yanagihara logra todo lo que se propone en esta controvertida novela, y lo hace de manera contundente, triunfal. Pocas veces a lo largo de mi trayectoria como lector he sentido de manera tan intensa, tan íntima, tan real, los acontecimientos que se desarrollaban ante mí. Pocas veces había tenido la oportunidad de cuestionar con tanta crudeza cuáles son los límites razonables de la amistad o el amor, en qué punto se convierten en propios los dolores ajenos. Y A Little Life ofrece la maravillosa posibilidad de experimentar todo eso. Sí, de acuerdo. Puede que sea peligroso. Puede que este libro muerda, arañe, patalee y haga sangrar como ningún otro. Puede que os dé miedo intentarlo. Pero una cosa os digo: de una batalla así solo se puede salir victorioso.



4 comentarios:

  1. ¡Pues esperaré a que salga en español para comprarlo!

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  2. ¡Hola!

    Yo leí el libro sin previo aviso, nadie me advirtió la cantidad de miseria entre sus páginas, ni que me iba a dejar el corazón hecho pedazos :3 aún así, de una manera muy masoquista, puedo decir que disfruté el libro :3

    Nea

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  3. Yo lo leí en verano y tengo sentimientos encontrados. Por una parte, admiro cómo la autora ha narrado básicamente una vida entera y ha creado un personaje muy complejo. Pero debo ser una insensible porque no lo he pasado tan mal por Jude como la mayoría. Demasiada maldad y desgracia en su infancia, y demasiada bondad y paciencia el resto de su vida, no me lo acababa de creer...

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  4. ¿Puede un libro que no has leído convertirse en el mejor libro del año? Tú reseña sólo confirma lo que ya sabía. Que estoy suspirando por una historia que va a doler.

    No creo en la maldad infinita. Ni creo en la negación de la redención para los personajes. Ni creo en el dolor que no deriva en aprendizaje. Y, sin embargo, creo en la novela de Yanagihara. No me preguntes por qué. Al menos, todavía no.

    No sé si estoy ante el mejor libro del año, pero sin duda sé que estoy ante la mejor reseña.

    Un abrazo.

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