viernes, 24 de enero de 2014

Afrontar el dolor


Pensé en el significado de esa palabra, en qué significa realmente estar perturbado, cómo un tranquilo estanque se perturba cuando le arrojas una piedra o cómo perturbas la paz. O cómo puede perturbarte un libro o una película o la quema de selva tropical o la fusión de los casquetes polares. O la guerra de Irak. Aquel fue uno de esos momentos en los que tienes la impresión de que jamás habías oído una palabra y no puedes creer que signifique lo que significa y te preguntas cómo es que esa palabra ha llegado a significar tal cosa. Parecía un repicar de campanas, reluciente y puro, perturbado, perturbado, perturbado, lo oía con su verdadero significado y, como si acabara de comprenderlo, dije: «Estoy perturbado».


Sé que en este mundo no somos todos iguales, pero no soporto los ambientes en los que esta verdad resulta tan obvia. 


—¿Qué me dice de Proust?
—No, no he leído a Proust. ¿Algún problema?
—No, solo era por curiosidad. Tampoco yo he leído a Proust. Alguien me dijo que no lo hiciera hasta que me hubiera enamorado y desenamorado. (En realidad era John Webster quien me había dicho eso. Yo había tenido la intención de pasarme todo el verano leyendo À la recherche du temps perdu, pero el primer día que llevé Por el camino de Swann a la galería, él me lo quitó de las manos y me dijo que era un crimen que leyese a Proust a mi edad. Me hizo prometer que no lo leería hasta que hubiese encontrado y perdido el amor).


Creo que eso es lo que me asusta: el carácter azaroso de todo. Que las personas que podrían ser importantes para ti pasen por tu lado y desaparezcan. O que pases por su lado y las dejes atrás. ¿Cómo podrías saberlo?


Quienes hablan más de una lengua siempre me dan una lección de humildad. Parece que con dos o más vocabularios no solo puedes decir muchas más cosas y hablar con muchas más personas sino que también puedes pensar más. A menudo tengo la sensación de que quiero pensar algo pero no puedo encontrar el lenguaje que coincida con el pensamiento, por lo que se queda reducido a una sensación, a un pensamiento no formado. A veces me parece que estoy pensando en sueco sin conocer esa lengua.


Me parecía hermoso. Morir así, desaparecer sin rastro, hundirte sin turbar la superficie del agua, sin que ni siquiera saliera a la superficie una burbuja reveladora, como abandonar sigilosamente una fiesta de modo que nadie repare en que te has ido.




Peter Cameron, Algún día este dolor te será útil.
Libros del Asteroide - 2012 - 248 páginas
James Sveck, el narrador de esta novela, es un adolescente inteligente y precoz, ha terminado el colegio y durante el verano trabaja en la galería de arte que su madre tiene en Manhattan y en la que casi nunca entra a nadie. Pese a haber sido admitido en la prestigiosa Universidad e Brown no está seguro de querer ir; lo que de verdad le gustaría es comprarse una casa en el campo y pasarse el día leyendo, sin ser molestado; detesta relacionarse con gente de su edad, a la que evita y con la que piensa que no tiene nada en común. 

4 comentarios:

  1. Yo me enamoré de este libro. Y lo tuve que defender a capa y espada porque todo el mundo lo tachaba de superficial. Como si eso fuese un problema. O como si ellos nunca hubiesen sido jóvenes en el siglo XXI, ignorando que nuestra gran tragedia es esa superficialidad que no podemos traspasar. Esas puertas de papel de arroz que guardan nuestra identidad y que tenemos que correr con delicadeza por miedo a que se rompan y quede todo al descubierto.

    Ya te digo, a mí me encantó.

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  2. Se ve interesante el libro, tiene frases preciosas.

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  3. De mis favoritos, me alegro de que lo disfrutaras tanto como yo (porque parece ser que es un libro que odias o amas).

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