jueves, 22 de septiembre de 2016

Emma Cline - Las chicas


"Volví la mirada por las risas, y seguí mirando por las chicas". La frase que abre el rompedor debut de Emma Cline sirve también para explicar cómo funciona ese hechizo al que nos somete la autora norteamericana más comentada del momento. Lo primero que llama la atención de Las chicas es ese estruendo mediático del que viene acompañada, la ristra de voces respetables dentro del panorama literario que la alaban como una de las primeras novelas más cautivadoras que se han publicado en los últimos años. Demasiado ruido como para ignorarlo. Así que uno se deja arrastrar por el seductor canto de sirena que entonan las chicas de Emma Cline y sigue mirando embelesado cómo se desenvuelve esta historia de perfumes dulzones y melenas ondeando al viento.

Emma Cline nos pone a través de Las chicas en la piel de Evie Boyd, una niña de 14 años aparentemente inocente e insegura que, de manera fortuita, entra en contacto con un grupo de jóvenes tan fascinantes como peligrosas. Empujada por una desesperada necesidad de traspasar la barrera que da acceso al mundo de los adultos, Evie se desembaraza sin demasiados inconvenientes de sus lazos afectivos más cercanos, huye de un hogar que detesta y, siguiendo la estela de lo que a simple vista parecen espíritus libres, se introduce en una comuna liderada por un músico con elevadas aspiraciones profesionales. 

Sin embargo, esta figura de místico, manipulador nato y dueño del rancho en el que sus seguidores se hacinan como animales, permanece casi siempre en un segundo plano que puede inducir a confusión sobre el verdadero propósito de la novela. Inspirada, que no basada, en los asesinatos cometidos por la mítica secta de Charles Manson a finales de los 60, Las chicas se acerca más a una novela de iniciación y despertar sexual que a una reconstrucción histórica propiamente dicha. Cline aprovecha la peculiar condición de Evie, ese estar involucrada aun sin participar directamente en los hechos, para reflexionar de manera descarnada y brutal acerca de los mecanismos que rigen la voluntad y el deseo, sobre los efectos que produce en el desarrollo de la personalidad crecer rodeado por una ambiente enfermizo y decadente en extremo. 

Pobre Sasha. Pobres chicas. El mundo las engorda con la promesa de amor. Cuánto lo necesitan, y qué poco recibirán la mayoría de ellas. Las canciones pop empalagosas, los vestidos descritos en los catálogos con palabras como «atardecer» y «París». Y luego les arrebatan sus sueños con una fuerza violentísima; la mano tirando de los botones de los vaqueros, nadie mirando al hombre que le grita a su novia en el autobús. La lástima por Sasha me bloqueó la garganta.

Intercalados con la narración de este episodio que marcó para siempre la vida de Evie, encontramos capítulos situados en el presente donde nuestra protagonista conoce a una pareja de adolescentes que la harán revivir ciertos aspectos de su traumática experiencia. Pero sin duda, me parece que el principal aliciente para leer esta novela se esconde en la juventud de Evie y el tono falsamente cándido que emplea. Existe una cualidad mística, casi mitológica, alrededor de los recuerdos de Evie que convierten la lectura de Las chicas en una suerte de reminiscencia borrosa donde coexisten la ingenuidad y el morbo, donde la pureza aprovecha la menor oportunidad para mostrar su lado más macabro y las sonrisas, frágiles, preceden a un violento crujir de cuello. 

El estilo de Emma Cline, oscuro y muy personal, se presta de manera perfecta a crear esta atmósfera envolvente, casi asfixiante, que, lejos de mostrar, prefiere sugerir. Cline hace alarde de una facilidad asombrosa para describir ambientes y personajes (aunque luego no profundice demasiado en ellos), utiliza figuras y símiles inusuales pero efectivos y, en general, posee una voz arrolladora que no corresponde de ningún modo a su inexperiencia. Además, sus observaciones están impregnadas de una amplia gama de olores, sabores y texturas que estimulan constantemente los sentidos y refuerzan la fijación que siente Evie por las chicas de la novela. 

Emma Cline logra cimentar una visión del mundo completamente obsesiva y dependiente sin apenas despeinarse, poniendo al descubierto ciertas verdades sonrojantes acerca de los estigmas a los que debe hacer frente el sexo femenino en los papeles que la sociedad marca para ellas. Por otra parte, como es lógico, se perciben en la obra ciertos aspectos a mejorar; una definición más precisa de algunos personajes, una trama más cañera que aproveche el enorme potencial de su ambientación y un mayor equilibrio entre las dos líneas temporales que dividen la narración. No obstante, son tantos los aciertos de Las chicas y tan grande la proyección de Emma Cline que las aristas sin pulir de su primer y fascinante trabajo acaban pasando desapercibidas. Ambiciosa, arriesgada, atípica... pero también repleta de fuerza y garra, Las chicas es, como se viene anunciando, uno de los lanzamientos más interesantes de la nueva temporada.



Título original: The Girls
Traducción: Inga Pellisa
Año: 2016
Editorial: Anagrama
Páginas: 344
Valoración: ★★★½





2 comentarios:

  1. Hola :) He visto mucho este libro últimamente. Creo que no es mi estilo de lectura, pero he visto ciertas cosillas que me llaman mucho la atención por esa atmósfera oscura que puede ser interesante. Un abrazo^^

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  2. Lo leí cuando salió. El caso de Cline es similar (aunque sus novelas no tienen nada que ver) al de Ciudad en llamas de Garth Risk Hallberg, en el sentido de que so novelas de las que se llevaba hablando casi un par de años antes de su publicación, lo que tiene su mérito al ser novelas de debut.
    Aunque la causa de tanto revuelo tenía más que ver con los adelantos millonarios que ambos recibieron. Cuando esto pasa se generan muchas expectativas y no es raro que se mezclen críticas positivas con abundantes palos.
    Cline los ha recibido, aunque a mí me parece que ha cumplido y de sobra. La novela se ha vendido como churros (incluso aquí) y aunque se ha criticado su estilo, a mí me encanta como escribe.
    Uno de los problemas principales es que se ha vendido como una especie de versión del crimen de Charles Manson, y la novela no va de eso. Es una clásica novela de adolescencia con secta de telón de fondo.
    Lo dicho, a mí me parecido un debut notable y creo que esta mujer tiene una brillante carrera por delante.
    Curioso que haya habido pocas críticas en periódicos que no hayan dedicado un par de párrafos a lo guapa que es la autora (no recuerdo haber leido nada similar cuando se trata de un autor)

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