¡Hola a todos! Para los que no me conozcáis, me llamo Jorge y es la primera vez que publico algo en este blog, aunque ya había ayudado antes a Lilith con los CSS del blog y le había dado caña a sub_zero en algún momento de enajenación mental - que son muchos y de larga duración. Estoy estudiando una carrera de informática y es por eso que muchas de las reseñas que leeréis hechas por mí serán de ciencia ficción. He de decir que hasta hace muy poco y tras ver series como Ghost in the Shell o Ergo Proxy y leer las grandes y no tan grandes obras de Asimov, no me gustaba nada este género, pero ahora es uno de mis favoritos. Por otra parte, comentaros que pocas veces haré reseñas de lo que nos manden las editoriales y seguramente mi participación sea esporádica. El porqué de lo primero es porque leo ebooks desde un tablet por comodidad y facilidad de transporte, y hasta que las editoriales no donen libros en este formato me leeré los menos posibles en papel. Lo segundo, es porque aunque me encanta leer, tengo períodos de sequía y otros de abundancia. O no leo nada en meses, o me devoro 3 libros en una semana. En fin, dejemos de lado mi presentación y pasemos a la reseña en sí:
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Título: Metro 2033: Hacia la luz
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Autor: Andrej Djakow
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Editorial: Timun Mas
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Páginas: 246 páginas
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Precio: 18,00€
Año 2033. Tras una guerra nuclear
devastadora, amplias zonas del mundo han quedado sepultadas bajo escombros y
cenizas debido a la radiación. Los supervivientes se han refugiado bajo tierra,
en las redes del metro. Gleb es un niño huérfano de doce años que ha pasado
toda su vida en los túneles del metro de San Petersburgo. Pero su vida cambiará
de repente, al unirse a un grupo de Stalkers y a un sacerdote de la nueva
religión, «Éxodo», para emprender una peligrosa expedición a la superficie. Él
y sus compañeros tendrán que recorrer parajes radiactivos plagados de
terroríficos mutantes para llegar hasta la isla.
Metro 2033: hacia la luz está centrado en un futuro post-apocalíptico después de una guerra nuclear, en la ciudad y alrededores de San Petersburgo, al contrario que las 2 entregas anteriores (Metro 2033 y Metro 2034) que se centraban en la capital moscovita. Esta saga, que juega con un realismo crudo sumado a cierta dosis de ciencia ficción y esoterismo, es una que por ahora me ha dado tanto alegrías como disgustos. Debo decir que Metro 2033 me encantó, al contrario que Metro 2034, que no me gustó demasiado y seguí leyéndolo para intentar saber qué había ocurrido con Artyom tras los sucesos de Metro 2033 (cosa que por otra parte, nunca se explicó).
En todas las novelas de la saga Glukhovsky ha jugado con la oscuridad, la psique humana, la esperanza y el miedo, presentes siempre en los confines del metro de Moscú, donde los supervivientes se hacinan e intentan sobrevivir como pueden en parte de forma autónoma y en parte con lo que los Stalkers recogen fuera del metro, al otro lado de la corteza terrestre que ha sido contaminada por las bombas nucleares y cuyo peligro más mortal, más allá de las criaturas nacidas a causa de la contaminación es la propia radiación. Aunque este libro es de otro autor, Andrej Djakow, ha sabido mantener el mismo estilo hasta el punto de que me llegaba a olvidar que no estaba leyendo a Glukhovsky. Es posible que Djakow le de un toque más filosófico al asunto, pero por lo demás, las diferencias entre ambos autores apenas se dejan ver.
En un paisaje apocalíptico similar al de las anteriores novelas comienza este libro, solo que esta vez se trata de la ciudad de San Petersburgo, que según parece también fue bombardeada durante la guerra, aunque parece que con menos crudeza que Moscú. El autor nos pone durante el primer capítulo en la piel de un pteranodonte (sí, uno de esos seres abominables nacidos de la radiación) mientras sobrevuela la ciudad buscando alimento, cosa que el autor aprovecha para mostrarnos varios lugares señalados de la metrópolis rusa. Sin embargo esto no dura mucho, ya que pasadas unas pocas páginas al ave gigante le vuelan la cabeza.
El autor del tiro es Martillo, un Stalker experto que ha salido en una partida con algunos habitantes del metro. Martillo, un personaje casi legendario en el metro es un hombre con bastantes inviernos a sus espaldas, un humor agrio cuando lo tiene y constantes ataques de rabia, pero que ha sobrevivido a incontables expediciones y situaciones de vida o muerte, por lo cual es más temido que respetado.
"-Martillo… ¿cuál es tu verdadero nombre?
-¿Y qué importa eso? Mi nombre pertenece a mi antigua vida. Me llamo Martillo."
Tras esta introducción, Djakow nos devuelve a las entrañas del Metro. Aquellos que hayáis leído libros anteriores, sabréis que las partes más interesantes pero cortas se daban casi siempre en la superficie, mientras que el metro era la realidad a la que uno se acostumbraba porque era en la que se pasaban los personajes casi toda la novela. Aquí las tornas cambian, ya que el metro pasa a un segundo plano, mientras que la historia transcurre casi completamente en la superficie. Así, los capítulos del metro apenas dan para hacernos un esbozo de la estructura social del metro de San Petersburgo y sus habitantes, y sus diferencias con los túneles del moscovita.
"Los colonos Vegetarianos que habían colonizado la línea verde habían querido introducir un nuevo sistema ecológico en el metro para volverse uno con la naturaleza. Se decía, incluso, que ya no eran verdaderos seres humanos."
Fueron Vegetarianos quienes acabaron con la vida de los padres del huérfano Gleb, un adolescente que vive en la estación Moskovskaya, justo a la que fue a parar Martillo. Gleb, tras encontrarse con el Stalker, sufre el robo de su bien más preciado, el único recuerdo que le queda de sus padres, un mísero mechero tipo zippo, a manos de un matón de la estación. Cuando Martillo presencia la escena ordena a Gleb que se defienda y ante la pasión de este (o su capacidad para seguir órdenes) decide comprárselo a la estación. Sí, comprárselo. Por varias medicinas y un par de cerdos. Un chollazo.
Tras esto, Gleb se convierte en el pupilo de Martillo, a quien considera como su maestro. Poco después Martillo es elegido para liderar una expedición de Stalkers cuyo objetivo es la isla de Kronstadt, en la superficie, a unos 50 kilómetros de San Petersburgo. ¿Por qué tal expedición suicida de kilómetros y kilómetros por la superficie? Aquí es donde entra en juego Éxodo, la nueva religión imperante en el metro. El libro sagrado de Éxodo dice que algún día un gran barco vendrá y recogerá a los supervivientes del holocausto que crean en él para llevarlos a la tierra prometida, sin radiación y sin criaturas. Pues resulta que en la isla de Kronstadt se ha podido ver la luz de un faro apagado desde hacía décadas, y si algo hay en la isla son muelles donde dicho barco podría estar atracado esperando para salvarlos a todos.
"¡Un Arca divina llegará a la orilla y conducirá a los mártires a la Tierra Prometida! ¡Podéis estar seguros, hijos de Dios! ¡Se acerca el día del Gran Éxodo!"
Así, esta nueva entrega cuenta el viaje por la superficie del grupo de Stalkers hacia la isla, un viaje plagado de peligros y que tras varios capítulos se vuelve monótono hasta cierto punto porque Djakow sigue a rajatabla la premisa de que todo personaje es prescindible al más puro estilo R. R. Martin, es decir, aunque no sepas cómo, llega un punto en el que estás seguro de qué va a pasar en el siguiente capítulo y con un poco de suerte hasta a quién. No es la primera vez que en esta saga se mata a algún personaje de forma cruel, pero es que esto es de chiste. Además, los personajes, aparte de Martillo y Gleb, no cobran verdadero protagonismo y no destacan por su personalidad salvo a la hora de abandonar el escenario. Para completar el reparto, los Stalkers pueden estar tranquilos en su viaje, ya que aunque haya hordas de monstruos y otros peligros en la superficie, ellos tienen un Hulk. Sí, un Hulk, un mutante de más de 2 metros, hipermusculado, de color verde y al cual la radiación ya no le afecta llamado Humo.
"-¿Por qué Humo?
El mutante señaló con el dedo la colilla que sostenía entre los dientes.
-Un vicio antiguo."
Sin embargo, frente a la monotonía y al deshacerse capítulo sí, capítulo también de personajes hay que destacar la enorme imaginación del autor en capítulos como El Simbionte y los últimos, que horrorizan a la vez que maravillan y son unos relatos realmente interesantes, y también destacar unos giros en el argumento y alguna que otra gran sorpresa que puede dejarte con los ojos como platos. Asimismo, en algunos capítulos varios personajes cuentan sus experiencias del momento exacto del bombardeo de la ciudad, lo que nos permite conocer algo más acerca de la misteriosa guerra nuclear que destruyó el mundo. Es por estos capítulos y la capacidad de Djakow de hacer que nos encariñemos en tiempo récord con algún personaje (para luego acabar con él de forma anecdótica), así como por el final por lo que este libro merecería ser leído. Porque por una vez en esta saga, ¡hay un final esperanzador! ¡Bravo! ¡No todo es muerte, soledad y desesperanza!
Positivo:
- Gran imaginación del autor
- Algunos capítulos son realmente geniales
- Mucho tiempo en la superficie con lo cual sabemos qué ha sido del mundo exterior
- Relatos sobre el bombardeo
- Sorpresas puntuales y pequeños giros argumentales
- Final esperanzador
Negativo:
- Monótona durante varios capítulos, aunque ocurren distintos sucesos, es el mismo patrón
- Asesinato en serie de personajes
- Cambio de personalidad brusco de algunos de ellos sin venir a cuento
- Ningún personaje destaca especialmente si obviamos a Martillo
- Crueldad gratuita
Metro 2033: Hacia la luz

Conclusión: si has leído algún libro de la saga y te ha gustado, no tendrás problemas con este, pero si aún no has probado la saga este libro no es el mejor para empezar ya que es probable que te decepcione al encontrarte un poco perdido en un mundo del que no se explica gran cosa.