► Autor: Christopher Moore
► Editorial: La factoria de ideas
► Páginas: 408 páginas
► Precio: 9,95€
Charlie Asher es dueño de un edificio en San Francisco, tiene una tienda de objetos de segunda mano y está casado con una mujer guapa e inteligente que lo quiere por ser tan normal. Sí, a Charlie le van bien las cosas... hasta el día en que nace su hija, Sophie. Justo cuando se dispone a irse a casa, ve junto a la cama de su mujer a un extraño que asegura que nadie debería poder verlo. Pero Charlie lo ve y, de allí en adelante, comienzan a suceder cosas muy raras: la gente cae muerta a su alrededor, cuervos gigantes se posan en su edificio y parece que, allá donde va, oye susurros de una presencia siniestra. Sí, Charlie ha sido reclutado para un trabajo desagradable pero muy necesario: la Muerte. Es un trabajo sucio. Pero alguien tiene que hacerlo.
Lo cierto es que ya había leído en una ocasión este libro, pero por puro aburrimiento y porque me apetecía leer algo de Moore más que otra cosa, decidí refrescar las lagunas que más adelante resultaron ser mayores de lo que me esperaba en un primer momento. Seguramente algunos habréis oído hablar de Christopher Moore caracterizado por un estilo sencillo, directo, personajes a veces un poco chiflados, otras veces mucho, y todo esto junto a unas grandes dosis de humor.
Vamos, los ingredientes necesarios para pasar un buen rato.
Nuestra historia comienza con Charlie Asher, un tío que está ya de por si un poco mal de lo suyo, propietario de un edificio enterito en San Francisco y también de una tienda de segunda mano que tanto amaba su padre, y tanto odia su madre. A parte del éxito laboral, tiene la suerte de estar casado con una mujer preciosa, inteligente, divertida... Pero Rachel, el centro de su universo y sin duda el amor de su vida, muere después de dar a luz a su hija, Sophie. De repente y sin apenas tener tiempo para darse cuenta, nuestro protagonista se encuentra totalmente solo con una extraña que no deja de mirarlo con curiosidad. Deprimido a más no poder, pero sin llegar a ser pesado, Charlie tendrá que reunir las fuerzas necesarias para enfrentarse a esta nueva situación. Son muchas las cosas de las que tiene que hacerse cargo, la tienda, sus empleados que no dejan de causarle problemas menores, y ahora esa extraña que tan solo hace tres cosas, típicas de los bebés de su edad. Pero eso no le preocupa a Charlie, no en un principio al menos. Tiene un problema mucho más gordo al que enfrentarse. Nadie le cree. Está seguro que ese negro de más de dos metros de altura y vestido de verde menta, al que vio en el cuarto de su mujer antes de hallarla muerta, es el responsable de todo. Tiene que encontrarlo.
Pero sucesos extraños comienzan a ocurrir a su alrededor, que en un principio parecen frutos de la casualidad. Sin embargo, pronto nos daremos cuenta que hasta el más insignificante de los problemas de Charlie guarda una relación directa son su nuevo trabajo a jornada completa: es la muerte.
Una historia que bien le puede parecer una pérdida de tiempo total a algunos, en mi opinión cumple con creces la idea principal del autor, la de divertir a su público y es algo que el señor Moore consigue sin duda. No es ni de lejos lo mejor que he leído, pero guardo un extraño cariño a esta novela en mi interior, infundido quizás por el buen rato que me hizo pasar años atrás.
Además, sus personajes un poco chiflados (unos más que otros) despiertan un profundo sentimiento de cariño y simpatía en mi interior. Charlie sin duda si soportas su constante depresión de las primeras páginas, y te acostumbras a su locura, se convertirá en un protagonista que hará la novela mucho más llevadera y divertida. Pero si no consigues conectar con él desde casi el mismisimo principio, me temo que te llevarás un buen chasco, pues lo que es la historia en sí sin Charlie no es gran cosa.
De los demás personajes sin duda destacar a la dulce e inocente criatura Sophie que se hace querer. Además, tendrá un papel importante a lo largo de toda la historia. Luego están sus queridos perritos que se comen extintores y destruyen autobuses... ¡hasta los malos son divertidos! Vamos, que en su conjunto los personajes están bastante bien logrados. Si hablamos del ritmo, claro que hay algunos bajones pero en general siempre está pasando algo, menos al principio que puede aburrir un poco y la parte del final resultar desconcertante e inesperada, te mantiene bastante bien enganchado y se lee en un suspiro.
En definitiva, una novela que incluso releída por segunda vez no dejo de hacerme reír. Muy recomendable si te gusta el autor, pero también si buscas un novela sencilla y divertida para pasar un buen rato.
Un trabajo muy sucio
3.5/5
Recomendable
Recomendable